


A mi parecer, los que defienden las medidas sanitarias por encima de los valores espirituales, podrían omitir en sus comentarios la cantinela de contabilizar los riesgos de contagiarse según el número de personas en los servicios religiosos. Bien dice la carta, esos, los temerosos, pues que no salgan. «Dios mío ven en mi auxilio.